[Entrada actualizada el 26 de abril de 2023]
Sigo usando Twitter pese a los cambios efectuados por su flamante propietario, Elon Musk, en los últimos meses; empezando por el despido de miles de empleados en todo el mundo, lo que ha deteriorado la moderación de contenidos aumentando los engaños y agresiones en línea, y terminando por la división de los usuarios en dos clases: los que pagan 100 y pico euros al año y los que no, usuarios de primera y de segunda con diferente tratamiento algorítmico de sus tuits. Musk ha renunciado a valorar la relevancia de los tuits en aras de la cuenta de resultados. La experiencia de usuario se resiente pero todavía merece la pena permanecer en la plataforma. Pero si Twitter se pone insoportable en periodo electoral con millones de bots, cuentas falsas y desinformación, todo lo que está haciendo Musk acentúa esta tendencia y mucho me temo que Twittter será en un futuro próximo un irrespirable vertedero de mentiras y publicidad, el triunfo del caos. Igual era lo que buscaba Musk cuando adquirió la plataforma por 44.000 millones de dólares, porque Twitter había llegado a desafiar al mismísimo presidente de USA, Donald Trump, y suspendió su cuenta tras los graves disturbios que culminaron con el asalto del Capitolio el 6 de enero de 2021. Tal vez Twitter se había convertido en una amenaza para el poder con mayúsculas, el económico y su lacayo el político en una democracia como la norteamericana, una plutocracia, y Elon Musk fue el primero que dió un paso al frente para controlar Twitter. Pues lo ha conseguido.
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