¿En qué se equivocaron los medios con el suicidio de Robin Williams?

[Entrada actualizada el 17 de enero de 2021]

Los suicidios tienen la particularidad de que, como la gripe, son contagiosos; pero no se transmiten entre las personas con problemas o enfermedades mentales a través del contacto físico o los ambientes cerrados, sino por su publicación en cualquiera de sus múltiples formas: medios de masas, círculos familiares, amigos, compañeros de trabajo, etcétera. Por esta razón, al menos en España, la policía no informa a los medios de comunicación cuando alguien se quita la vida y muy raramente facilita estadísticas de suicidios. Sin embargo, cuando una estrella del espectáculo o alguien muy famoso muere en estas circunstancias es fácil que, desde la policía o los medios, alguien se pase de la raya y facilite demasiados detalles. Eso no se puede hacer por el elevado riesgo de provocar comportamientos miméticos entre los potenciales enfermos mentales que haya entre la audiencia, como está demostrado científicamente.

Por todo ello me ha parecido muy oportuno, especialmente para los profesionales del periodismo, este artículo del señor Farmer, un experto en salud mental del Servicio Nacional de Salud de Inglaterra.

ACTUALIZACIÓN

El suicidio del célebre actor Robin Williams, lejos del morbo aportado por muchos medios, se debió a un mal que no supieron diagnosticarle hasta que falleció y se le hizo la autopsia: la demencia con cuerpos de Lewy, una enfermedad degenerativa neuronal que le hizo insoportable seguir viviendo. Para reconciliar su memoria con el público, en 2021 se ha estrenado un documental que explica cómo fue el atormentado último año de la vida de Robin. Descanse en paz.