El descontento social impulsa la extrema derecha en la UE, urge un golpe de timón en Bruselas

Estadística: Índice de precios al consumo armonizado (IPCA) en la Unión Europea de enero de 2019 a diciembre de 2023 | Statista

Tras las elecciones al Parlamento Europeo de hace menos de una semana los partidos europeístas (populares, socialdemócratas, liberales y verdes) han conservado el poder de decisión pero con la extrema derecha (los grupos Conservadores y Reformistas e Identidad y Democracia principalmente) pisándoles los talones y quedando campeones en Italia, Bélgica, Austria y Hungría, y segundos en Alemania, Francia, Polonia y Países Bajos.

Las formaciones euroescépticas y populistas llevan más de una década de crecimiento continuado debido a las políticas de austeridad que la Unión Europea impuso tras el crash financiero de 2008 y el rescate bancario que le siguió; la llegada masiva de refugiados e inmigrantes procedentes de las guerras en el África subsahariana (República Centroafricana, Sudán), Siria, Iraq, Palestina y Ucrania principalmente; el repunte de la inflación y la pérdida de poder adquisitivo, especialmente desde 2021, cuando la entonces guerra del Donbass comenzó a transformarse en la invasión rusa de Ucrania y las necias sanciones de los aliados al régimen de Putin perjudicaron más a los ciudadanos europeos en términos de inflación y empobrecimiento de las clases sociales más humildes que a la economía rusa, que sigue creciendo con el apoyo de China y otros países del llamado Sur Global, y las políticas ambientales de Bruselas, que han puesto en pie de guerra a los agricultores y ganaderos, y desatado una profunda crisis industrial en algunos sectores, como el automovilístico, que eran básicos en la economía europea y ahora se ven desbordados por la competencia en coches híbridos y eléctricos de Japón y China.

Las autoridades comunitarias parecen un peón de Estados Unidos en todos los campos

Ante esta situación, la élite dirigente de la UE no da muestras de haber aprendido la lección y se empeña, una y otra vez, en obtener resultados diferentes haciendo siempre lo mismo: no reduce la creciente desigualdad económica y social, y sigue armando a Ucrania para desgracia de los ucranianos, que se estrellan con decenas de miles de víctimas y a costa de malvender los recursos del país contra una Rusia muy superior en todos los campos, desde el tecnológico y militar hasta el económico y demográfico.

Bruselas tampoco facilita la emancipación de los jóvenes impulsando empleos bien pagados y promocionando el desarrollo de empresas para la digitalización y transición energética mediante energías renovables; no frena la especulación de la vivienda en las zonas turísticas y grandes ciudades, y los mejores recursos humanos tienen que emigrar a los países más industrializados, como Alemania, Reino Unido o los países nórdicos mientras que en los estados mediterráneos se cubren las necesidades agrícolas y turísticas con mano de obra inmigrante barata.

Lejos de atender esas necesidades sociales, la Comisión presidida por Úrsula Von der Leyen solo ha cedido en las exigencias ambientales para el sector agrario mientras que, siguiendo las consignas de USA y la OTAN, ha aumentado el gasto público en armamento, no solo para ayudar a Ucrania sino también para convertir a la UE en una potencia militar a marchas forzadas. Atrás quedó la idea de los primeros países fundadores de la Unión Europea de acabar para siempre con los conflictos bélicos en suelo europeo. Esa es otra razón de algunos partidos de extrema derecha para renegar de Europa y pedir que las decisiones importantes se tomen en el seno de los estados miembros. A algunos partidos, como el de Orbán en Hungría, se les acusa de ser prorrusos obviando que toda la Europa del Este ex soviética todavía depende al 100 por cien del gas ruso.

En Francia, el presidente Macron acaba de hacerse un Cameron: ha disuelto el Parlamento creyendo que los franceses no votarán tanto a Le Pen como en las elecciones europeas y corre el riesgo de que su partido sea borrado del mapa. David Cameron aprobó la consulta sobre el Brexit en el Reino Unido convencido de que los ciudadanos iban a apoyar mayoritariamente seguir en la UE, pero finalmente ganó el Brexit. Después de alargar la edad de jubilación de los franceses, no sin fuertes protestas en todo el país, Macron ha sido un abanderado del apoyo militar a Ucrania y llegó a proponer a los aliados enviar soldados sobre el terreno para combatir contra los rusos originando alarma en media Europa y burlas en la otra mitad.

Tengo mucha desconfianza en esta UE porque soy partidario de una Europa más unida, fuerte económicamente e independiente de USA, Rusia y China; que mejore el Estado del bienestar y defienda la paz y el progreso en pie de igualdad con el resto del mundo; pero en cambio las autoridades comunitarias parecen un peón de Estados Unidos en todos los campos, desde el económico al cultural. Debemos caminar hacia un mundo multipolar que resuelva sus problemas con la diplomacia y no a bombazos, como desgraciadamente sucede en Ucrania o Gaza, por citar solo un par de ejemplos muy cercanos.

Gráfico: Statista
Foto destacada: GEERT VANDEM WIJNGAERT / AP

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