Ucrania es un festín para la industria militar occidental, no querrán que la guerra termine

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, se dirige a la Conferencia de Seguridad de Múnich, que reúne a 150 países entre el 17 y 19 de febrero (Foto: Michael Probst / AP)

Ucrania, el pueblo ucraniano a uno y otro lado de las líneas del frente, lleva un año de muerte y destrucción atrapado en un conflicto entre Rusia y Estados Unidos, junto a sus aliados, que desgraciadamente no tiene visos de acabar pronto. Una de las razones por las que esta guerra puede durar mucho todavía es que la posición de Occidente es muy cómoda y especialmente lucrativa para su industria militar, ya que quienes ponen la sangre son los soldados y civiles ucranianos mientras que los aliados no van a desplazar tropas propias al escenario bélico ni tampoco van a enfrentarse a los cazas rusos decretando un cierre del espacio aéreo. Los occidentales solo van a prestar soporte y ayuda humanitaria, defensiva y letal, lo que ya se ha traducido en más de 40.000 millones de euros en armamento.

Tanto el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, como la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, han pedido a sus aliados más apoyo militar a Kiev en la Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC, Munich Security Conference), que se está celebrando este fin de semana en Alemania. Asimismo, Von der Leyen defendió la adopción de una estrategia europea para coordinar el envío de armamento a Ucrania que pase por la firma de un acuerdo con la industria armamentística. Estamos hablando de la fabricación de suministros militares por parte de los principales exportadores mundiales en ese campo entre 2017 y 2021, después de USA (39% de cuota) y Rusia (19%): Francia (11%), Alemania (4,5%), Italia (3,1%), Reino Unido (2,9%) y España (2,5%).

Es preciso reflexionar sobre qué se quiere decir cuando las autoridades de EEUU, la Unión Europea y la OTAN hablan, como Emmanuel Macron, de intensificar el apoyo a Ucrania e «invertir masivamente» en defensa para garantizar la seguridad de Europa ¿No será que, puestos a comprar armamento y munición, los países aliados que más y mejor armas fabrican tienen todos los ases para llevarse la mayor parte del negocio, para beneficiarse más que nadie de esa inversión masiva en material militar?

A mí, todo esto me parece obsceno y repugnante. Cuando se acabe el dinero pasará con Ucrania como con Iraq, Libia, Siria o Afganistán. Solo quedarán destrucción, dolor y pobreza; la población habrá muerto, se habrán refugiado en el extranjero o permanecerán sufriendo la postguerra una o dos generaciones, si tienen suerte en una democracia y si no, que es lo más probable, en una dictadura.

Pobres ucranianos, su guerra civil está teniendo un coste insoportable en términos humanitarios mientras que los gobiernos amigos están repartiéndose el dinero de la guerra para dar trabajo y negocio a sus multinacionales de defensa. Por todo ello, una vez más, no a la guerra. Los industriales occidentales ya se han enriquecido bastante vendiendo armas en este año de conflicto, ¡déjenlo de una vez!

Foto: Michael Probst / AP
Foto destacada: La Izquierda Diario / Efe/Epa/Alessandro Guerra (Niñas en Mariupol)

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