¿Qué se puede hacer cuando las redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea distribuyen a la vez noticias verdaderas y falsas? ¿Cómo pueden los medios de comunicación evitar caer en el error de dar por cierto un bulo? ¿Por qué se ha llegado a que las noticias falsas influyan tanto en la política como lo demuestran los casos del Brexit o de Donald Trump?
Este tipo de preguntas flotaron en el ambiente de la jornada de debate sobre #FakeNews, periodismo y posverdad que la Plataforma en Defensa de la Libertad de Información (PDLI) celebró el 21 de febrero en el Espacio de Prodigioso Volcán, en Madrid.
Entre los muchos aspectos que se abordaron a lo largo de las cuatro horas que duró el encuentro (transmitido en streaming y cuyos vídeos están disponibles en la web de la PDLI) me gustaría destacar algunos.
El País ha pedido a Google que distinga en los resultados de búsqueda «a quienes hacemos periodismo»
La abogada Paloma Llaneza criticó que las nuevas plataformas sociales como Google o Facebook, que son empresas que viven de la publicidad igual que los medios periodísticos, no quieran hacerse responsables de la verificación de los contenidos que en ellas se comparten. Google ha anunciado que no pagará la publicidad a aquellos sitios que capturan millones de visitas semanales con la propagación de noticias falsas, pero Llaneza considera que eso no es suficiente.
David Alandete, subdirector de El País, dijo que habían pedido a Google que distingan de alguna manera en los resultados de búsqueda «a quienes hacemos periodismo» para que los usuarios tengan presente la calidad de la procedencia de lo que están leyendo.
Alandete subrayó la importancia de que los medios y periodistas, pese a que puedan equivocarse, sean «honestos» y corrijan de inmediato cuando alguna información sea errónea.
Por su parte, Virginia Pérez Alonso, adjunta a la directora de Público.es y presidenta de la PDLI, destacó que dos tercios de la población estadounidense leen noticias y se informan desde Facebook, pero se mostró optimista ante el reto que suponen los bulos y la llamada posverdad porque están obligando a los profesionales a esforzarse más por mejorar la calidad de sus noticias: «Es la oportunidad de nuestra vida para hacer periodismo».
La ingeniera informática y hacker Marga Padilla explicó el papel beneficioso de la llamada guerrilla de la comunicación, que no es otra cosa que el activismo político en internet utilizando montajes satíricos o noticias alteradas, para «a través de hechos falsos llegar a acontecimientos verdaderos» y así fomentar un «espíritu crítico» o un «estado de opinión».
A este respecto, la lingüista computacional Elena Álvarez Mellado distinguió que mientras una noticia falsa o fake new intenta parecer real el mayor tiempo posible una noticia humorística (por ejemplo, las de El Mundo Today) deja ver en algún momento que es mentira.
Inma Aguilar: «La ruptura de confianza entre medios y ciudadanos es un problema de libertad de información»
La periodista y socia de la agencia de comunicación MAS Consulting Inma Aguilar afirmó que «Trump no necesitó a la prensa para ganar elecciones», porque supo aprovecharse de la posverdad, entendida como «sucedáneos de la verdad» o «una interpretación rentable de la realidad» que practican tanto partidos políticos como medios periodísticos.
Estos bulos y filtraciones falsas interesadas que se publican por interés político o corporativo afectan a la ética de los profesionales y a la utilidad de la verdad, apuntó Aguilar, lo cual termina rompiendo la confianza de los ciudadanos en los periodistas y los medios. «La ruptura de confianza es un problema de libertad de información», advirtió.
Aguilar, al igual que había hecho Alandete, defendió la necesidad de que los medios sean honestos con su público y den a conocer los posibles conflictos de intereses que tengan al dar una noticia; así como que sus informaciones tengan trazabilidad, es decir, el lector o espectador sepa quién ha elaborado la noticia, con qué fuentes, donde, cómo, por qué es noticia o si, por el contrario, es una opinión. «Se le debe pedir al periodismo lo que se le exige a los políticos: trazabilidad del proceso informativo».
Además de los vídeos y la información sobre los participantes, en la página de la PDLI se puede encontrar un decálogo, a modo de conclusiones, titulado ‘Contra la posverdad: 10 fórmulas para hacer frente a las noticias falsas’.
La Plataforma en Defensa de la Libertad de Información (PDLI) advierte de que «las noticias falsas son una amenaza para la libertad de información y para la democracia. Hacemos un llamamiento a la sociedad civil, el Estado, las organizaciones políticas, medios, periodistas y empresas tecnológicas a enfrentarse con firmeza a esta lacra en defensa de un entorno informativo fiable y responsable».
Fotos: Autor
Imagen destacada: PDLI
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